A tan solo unos pasos de la célebre Iglesia de SAN MARTÍN DE TOURS (enlace a nuestra publicación), se alza la Iglesia de San Pedro, guardiana silenciosa de siglos y destino luminoso para los peregrinos que recorren el Camino de Santiago Francés.
Su historia comienza en el siglo XV, cuando el arte gótico y sus piedras querer
tocar los cielos de Europa. Sin embargo, el tiempo —ese artista paciente— no la
completó hasta el siglo XVI, regalándole pinceladas renacentistas que aún hoy
susurran elegancia y equilibrio.
En su exterior, la inacabada portada renacentista diseñada por Juan de Escalante
hacia 1560 recuerda los antiguos arcos de triunfo romanos: un arco de medio
punto, columnas pareadas sobre altos plintos… un escenario de piedra donde
pasado y presente se dan la mano.
Y sobre todo ello, su torre de cuatro cuerpos se yergue majestuosa.
Rotunda, sólida, casi desafiante, se convierte en un faro espiritual para
quienes buscan en Frómista no solo un destino, sino también un instante de paz
y trascendencia.
Al cruzar sus puertas, el viajero se adentra en un mundo donde la luz se
filtra con delicadeza sobre el retablo mayor, obra de Francisco Trejo (1636).
Su orden clasicista y monumentalidad evocan los retablos herrerianos, mientras
las figuras de San Pedro y San Pablo parecen custodiar el alma de este templo. En
el centro, sobre la imagen de San Telmo, el Descendimiento esculpido por Juan de
Valmaseda conmueve con su dramatismo sereno, propio de la gran Escuela
Castellana.
La iglesia acoge también el Museo de Arte Sacro,
un cofre de tesoros espirituales donde reluce la Patena del Milagro, la
Custodia de San Martín y la reliquia de San Telmo. Entre sus esculturas
destacan la Virgen Panadera, el Ecce Homo, la Piedad y las 29 tablas hispano-flamencas
del siglo XV procedentes del retablo mayor de la Iglesia de Santa
María del Castillo —doce de ellas, recuperadas tras haber sido robadas
por el célebre Erik el
Belga—. Cada pieza narra una historia de fe, arte y memoria que aún palpita
en las paredes de Frómista.
Y por último, si tienes la suerte de visitar el pueblo en el lunes siguiente a Pascua, vivirás una de sus tradiciones más vibrantes: la Fiesta de San Telmo. Durante el desfile de “El Ole”, las calles se llenan de música, danzas y emoción. Es la devoción hecha fiesta, una celebración donde los ecos del pasado se mezclan con las risas y el fervor del presente.
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SIGUIENTES ENLACES:
https://caminodesantiagofrances.com/lo/iglesia-de-san-pedro-fromista/
https://www.turismocastillayleon.com/es/patrimonio-cultura/museo-arte-sacro-fromista
https://www.palenciaturismo.es/visitar/lugares-interes/iglesia-san-pedro-4
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