IGLESIA DE LA VERA CRUZ, SEGOVIA

La iglesia de la Vera Cruz, anteriormente conocida como del Santo Sepulcro, es un templo católico situado en el barrio de San Marcos de la ciudad de Segovia. 

Está asentada al norte de la urbe, muy cerca del  monasterio de Santa María del Parral, en la ladera que asciende hasta Zamarramala, localidad de la que fue, durante siglos, iglesia parroquial, concretamente hasta 1692.

SANTA MARÍA DEL PARRAL

Es una singular edificación de estilo románico ya en transición al gótico, con una nave de planta dodecagonal, que circunda un edículo de dos alturas, a la que se han añadido tres ábsides, una sacristía semicircular y una torre de planta cuadrada. Declarada Monumento nacional en 1919, es uno de los templos de este estilo mejor conservados de Europa.

Este tipo de construcciones, tienen como antecedente directo los baptisterios romanos de los primeros tiempos del cristianismo, fue muy utilizado por diferentes Órdenes Cruzadas. Se estima que se tomó como ejemplo la Mezquita de la Roca y la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén. Los Templarios, que tuvieron su sede en Tierra Santa en la Mezquita de la Roca, construyeron sus iglesias de París (Francia) y Tomar (Portugal) utilizando este tipo de edificación de planta centralizada, lo mismo que hizo la Orden del Santo Sepulcro en TORRES DEL RÍO y EUNATE en Navarra (enlaces a nuestras publicaciones).


El templo fue edificado por penitenciarios de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, caballeros de las distintas Órdenes fundadas por los Cruzados en Palestina, se atribuye legendariamente a los Templarios y ofrecida al Santo Sepulcro, según recoge una lápida en el interior, el 13 de septiembre de 1208. Lo que no deja lugar a dudas, de su construcción a principios del siglo XIII. 

En el año 1531 se produjo la unificación de la Orden del Santo Sepulcro con la Orden de San Juan de Jerusalén, pasando a depender el templo de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.( hay una placa de piedra que lo indica). Con la desamortización de Mendizábal en el año 1836, las posesiones que tenía la Orden de Malta salieron a subasta, lo que devino en el abandono y deterioro de la iglesia de la Vera Cruz, que se transformó en un pajar, hasta que el rey Alfonso XIII, la declaró Monumento Nacional. Y a mediados del siglo XX, año 1951; el jefe del estado devolvió el templo a la Orden de Malta, institución que sigue siendo su propietaria.

El estilo arquitectónico del edificio corresponde al empleado en el período de transición del románico al gótico. El exterior es simple, de mampostería, con pequeñas ventanas saeteras de medio punto que dan luz al templo. Como única ornamentación de la fachada encontramos molduras que recorren los lienzos.

 La fachada occidental del templo, es la principal. Centra el lado de poniente del dodecágono y se enmarca por dos contrafuertes que alcanzan la cornisa.  Sobre el alero se encuentra una ventana con un arco de medio punto. Las arquivoltas se decoran por medio de motivos geométricos en zig-zag y de baquetón en la interior. Por fuera hay guardapolvo de ajedrezado jaqués.

Sobre ella hay un tejaroz sustentado por once canecillos con decoración escultórica y metopas decoradas.

 Las tres arquivoltas más externas descienden en otras tantas parejas de capiteles con diferentes motivos decorativos. Desde nuestra izquierda hallamos a una pareja de demonios que torturan a un personaje situado en el ángulo del capitel y motivos vegetales; así como una pareja de bustos femenino y masculino, separados por una cabeza de anciano en el ángulo del capitel. 

Siguiendo ese orden, en el lado sur hallamos un capitel con un león en la cara interior y un combate entre soldados en la frontal, otro decorado con parejas de aves afrontadas, y en el último, una pareja de sirenas-pájaro, una por cada cara del mismo.

Tanto los sillares que conforman el tímpano de esta portada, la cruz de doble travesaño que lo decora, así como las cruces de Malta que la flanquean, son elementos añadidos a la obra original. 

La segunda de las portadas del templo se abre en el lado del dodecágono orientado al sur. La enmarcan los contrafuertes prismáticos correspondientes a ese segmento y carece de tejaroz. También recibió una arquivolta menos que la de poniente por lo que cuenta con solo dos parejas de capiteles. Está conformada por un arco de medio punto y carece de tímpano. Las arquivoltas están sin ornamentar 

Tiene sobre ella una escena escultórica muy desgastada, donde se representan las Santas Mujeres y el Ángel al pie del sepulcro vacío de Jesucristo. 

Los capiteles de esta portada, también mostrados desde nuestra izquierda hacia la derecha, muestran una pareja, hombre y mujer, asomando tras hojas palmeadas y entre estructuras torreadas a los lados y motivos vegetales.

Al lado este de la portada, nuevo capitel con motivos vegetales y una pareja de deliciosas arpías labradas a los lados de elementos torreados semejantes a los del capitel exterior del lado opuesto.

Tres ábsides se ubican en su lado oriental, de mayor altura el central. Con posterioridad se añadió un cuarto absidiolo septentrional al primitivo edificio utilizado como sacristía. 

En un primer momento se construyó una torre exenta a modo de campanile italiano, según se deduce de los restos de una construcción de planta cuadrangular, cercanos a la actual torre campanario del siglo XVI, adosada al ábside sur. La torre es de planta cuadrada con tejado a cuatro aguas. Tiene cuatro cuerpos, el primero reforzado con contrafuertes, y en el último se alojan las campanas. Las ventanas, dos a cada lado, son de arcos de medio punto. 

A mediados del siglo XX se localizaron unos restos arquitectónicos que hay autores que consideran que sería la primitiva torre de la iglesia exenta del templo, y que otros creen que son las huellas de una ermita dedicada a san Miguel, documentada en el siglo XVI como anexa a la Vera Cruz que se cree que se utilizaría como osario parroquial y que fue desbaratada a fines del siglo XIX. 

En el interior destaca el tabernáculo situado en el centro del templo a modo de núcleo o corazón. Se alza sobre planta dodecagonal con columnas en los vértices. Tiene dos alturas dentro del templo, más una tercera. Se une a los muros exteriores mediante bóvedas de cañón reforzadas con arcos fajones radiales.

Este edículo tiene dos pisos, el inferior de escasa altura está abovedado con crucería apoyada sobre cuatro columnas y a su interior se accede a través de cuatro pequeños arcos apuntados, que determinan los cuatro puntos cardinales, tendría quizá funciones penitenciales. Desde su centro se origina un interesante fenómeno acústico, por el que cualquier sonido produce una fuerte resonancia. Aunque en la actualidad el piso está nivelado con el del deambulatorio, hay especialistas que creen que en origen estaría rebajado mediante cinco o seis escalones, de ahí que las basas y los plintos de las semicolumnas que soportan la bóveda de crucería que cubre el recinto, estén ocultos.

Por dos escaleras, frente a la puerta del oeste se sube al piso superior, se piensa que se utilizaba para velar las  armas y la oración de los novicios antes de su ingreso en la Orden. 

Esa sala central se cubre con una bóveda califal de nervios paralelos.

Allí vemos una gran piedra rectangular a modo de altar.

Está tallada en tres de sus lados, lo que indica que en origen estuvo adosado a un muro. Muestra decoración de arcos de medio punto ciegos que se entrecruzan formando ojivas y que apoyan en pequeñas columnas torsas de fustes zigzagueantes o salomónicos. Esta curiosa decoración de arcos entrecruzados es muy similar a la que podemos ver en el claustro de SAN JUAN DE DUERO EN SORIA (enlace a nuestra publicación), enclave de los Caballeros Hospitalarios de San Juan. 

Junto al Altar hay sendas hornacinas que contienen las imágenes de los patrones de la Soberana Orden de Malta: Nuestra Señora de Philermo, a la izquierda, y San Juan Bautista, a la derecha.





En el ábside central, más grande que los laterales, se ubica un Crucificado del siglo XIII que fue comprado a un anticuario a mediados del siglo XX y del que no se sabe su procedencia.

El Cristo esta flanqueado por dos banderas: la de la izquierda, la denominada “bandera de San Juan”, que representa al Estado de la Orden Soberana y Militar de Malta; a la derecha, la bandera de la Orden y Religión de San Juan de Malta, que simboliza los trabajos de la Orden.

En el pavimento, ante esta capilla mayor, hay dieciséis laudas funerarias del último tercio del siglo XVII de vecinos de Zamarramala; todas ellas tienen fechas de entre los años 1679 y 1682. Una creencia popular afirma que bajo el suelo de la iglesia hay enterrados, junto a caballeros templarios, una acumulación de las riquezas que estos trajeron y que guardan y protegen. Cualquier intento de profanación es respondido con rayos fulminantes que emanan de los cadáveres que allí reposan.

También, en las paredes de la capilla, hay otras dos pinturas procedentes de la Capilla del Lignum Crucis. A la derecha, vemos a un Evangelista, tan sólo dibujado con trazos grises, mientras que a la izquierda, hay otra de similares formas, pero que fue policromada más tarde.

El ábside del Evangelio forma la Capilla del Sagrario, con un altar de plata y una copia de una imagen de San Juan Bautista, patrón de la Orden de Malta, cuyo original se encuentra en la sede de la Orden en Madrid. 

El Sagrario tiene una inscripción de un versículo del evangelio de San Mateo.

A la izquierda se abre una puerta de ladrillo, esta puerta lleva a un cuarto ábside construido en el siglo XV en estilo mudéjar y que se halla cubierto con una bóveda de cascarón. Desde su origen se utiliza como sacristía. Sobre ella, un gran cuadro nos muestra una pintura de la Santa Cena.

  Fue realizada sobre los restos que había en la Capilla del Lignum Crucis. La composición, pintada a finales del siglo XV, ha conseguido ser conservada de manera casi íntegra hasta ahora y en ella se puede ver a los apóstoles (algunos de ellos con el nombre) sentados alrededor de Jesús en una mesa ovalada, dentro de  una habitación con vigas de madera y con una tela de damascos de motivos arabescos de fondo.

La abertura del ábside sur o de la epístola cuenta con un altar con  la imagen románica de la Virgen de la Paz sobre un pequeño pedestal con el escudo de la Orden de Malta. Advocación de la iglesia desde que en 1692 dejara de ser parroquia de Zamarramala.

En el suelo hay dos lápidas sepulcrales del siglo XVII, fechadas en 1679 y 1680.

En los laterales, encontramos dos pinturas traídas aquí desde la Capilla del Lignum Crucis. Alrededor del siglo XIV, se pintó en ella una representación de la Santa Cena trasladada a lienzo, que, probablemente, no se conservó mucho tiempo; de ella, sólo quedaron algunos apóstoles sentados con Jesucristo en la mesa. Frente a ella, en la pared de la izquierda, hay otro lienzo al que fue trasladado el dibujo de una figura en posición orante con un rosario entre las manos, posiblemente representando a un donante; como la anterior, es del siglo XIV. Ambas obras fueron restauradas por Don César Prieto.

También hallamos restos pictóricos de la antigua decoración en el acceso a la capilla ofrecida al Lignum Crucis, situada en la planta baja de la torre y ocupando los dos primeros cuerpos de la misma. Refieren que en tiempos del Papa Honorio III (entre 1216 y 1227) se realizaron estas pinturas que representaban a la comitiva que trasladó la cruz de Cristo al monte Calvario en ápoca del emperador Heraclio.


Cubierta con bóveda de crucería de nervios apoyados en ménsulas datada en el siglo XIII,  se sabe que en 1507 fue dotada por doña María de Guzmán, marquesa de Denia, como capilla funeraria. En ella se veneraba un fragmento de la Cruz de Cristo expuesta en un retablo pétreo del XVI y que ahora se guarda por seguridad en Zamarramala. A lo largo de toda la capilla se puede leer en latín: “Esta obra fue hecha por mandato del señor Gonzalo Maldonado Comendador de esta iglesia, año del Señor de 1520”.

Posee un retablo de piedra caliza de estilo gótico florido con hojas de cardo, tracerías flamígeras, lobos y varios escudos, donde se veneraba la reliquia.

 

En la parte alta hay dos pequeños perros que sostenían unas pequeñas lamparitas.


En lo alto dos ángeles sostienen los símbolos de la pasión.

En la parte baja dos leones sostienen un escudo con la cruz patriarcal (la primera cruz que adoptaron los templarios) y cinco flores de lis.

En esta capilla del Lignum Crucis encontramos también los retratos de los Grandes Maestres de la Orden de Malta.











En el lado norte del deambulatorio que rodea el tabernáculo antes mencionado, observamos el admirable Retablo de la Resurrección, obra de la escuela segoviana fechada en 1516Hasta 1951 estuvo colocado en el ábside central. 

Formado por dos cuerpos de cinco tablas rematadas por doseles góticos flamígeros de madera dorada, más predela compuesta por ocho tablas con fondo dorado adamascado, en cada una de ellas aparece un apóstol. En el centro un espacio en blanco que estaba destinado para albergar el sagrario plateresco del siglo XVI (desaparecido).

En la actualidad el retablo va acoplado sobre una mesa de altar con frontal del siglo XV.

Este espacio circular,  también está decorado con banderas relacionadas con las “lenguas”, que es como se denominan los sitios geográficos con representación de la Orden de Malta. 



Los doce lados del edificio reúnen una gran carga de simbolismo que evocan a los 12 apóstoles, las 12 Tribus de Israel, las 12 puertas de la Jerusalén, pero también los 12 signos del Zodíaco y los 12 meses del año. Y es que se producen nada más y nada menos que dos conjunciones solares en su interior. Una de ellas tiene lugar cada 15 de agosto, coincidiendo con la festividad de la Asunción de Nuestra Señora, debido a la perfecta alineación de las tres ventanas con el sol y el altar. 



Otra leyenda que esconde la Iglesia de la Vera Cruz asegura que  las golondrinas son las únicas aves que custodian el templo, después de que cornejas y grajos hicieran carroña de un caballero templario muerto aquí nada más inaugurar este templo, se dice que a manos de los infieles. Así pues, se decidió que su cuerpo reposara toda la noche en el altar antes de enterrarle. Los religiosos tuvieron un fatal descuido mientras lo velaban. Y es que los grajos no tardaron en entrar a la iglesia, picoteando el cuerpo sin vida del caballero. El prior, que se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo, lanzo una maldición que provocó que los pájaros huyeran del lugar. Se dice, que la última vez que vieron un grajo revolotear cerca de la Iglesia fue, precisamente en ese momento.

Por último, destacar que desde la Vera Cruz observamos una inigualable estampa del Alcázar como espléndido telón de fondo de Segovia.

TODA LA INFORMACIÓN INCLUIDA EN ESTA PUBLICACIÓN, HA SIDO RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES ENLACES:

https://es.wikipedia.org/wiki/Iglesia_de_la_Vera_Cruz_(Segovia)

https://www.lugaresconhistoria.com/iglesia-de-la-vera-cruz-segovia

https://www.arteguias.com/ermita/veracruzsegovia.htm

http://www.arquivoltas.com/26-segovia/01-segoviaveacruz1.htm

https://www.terranostrum.es/turismo/iglesia-de-la-vera-cruz-segovia

https://www.lasexta.com/viajestic/curioso/iglesia-vera-cruz-segovia-leyendas-templarias-que-esconde-pocos-conocen_202203306244012611b94d0001bc20f7.html

http://www.jdiezarnal.com/iglesiadelaveracruz.html

https://descubreloconmigowordpresscom.files.wordpress.com/2016/03/iglesia-de-la-vera-cruz.pdf

https://viajarconelarte.blogspot.com/2016/05/la-iglesia-de-la-vera-cruz-de-segovia.html 

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