BENAVENTE

 

A lo largo de la historia, Benavente siempre ha sido un importante cruce de caminos, destacando los caminos jacobeos, además, desde su fundación, ha ido acumulando un rico patrimonio que nos habla de su historia (más información clicando en los enlaces) y de las diferentes culturas que en ella se han asentado, pudiéndolo descubrir en un agradable paseo accesible a personas con movilidad reducida.

Iniciamos el recorrido en el corazón de la Villa, que no es otro que la porticada Plaza Mayor, presidida por la Casa Consistorial.



En el centro de la plaza se ha instalado, a modo de pavimento musivario, el Mosaico de la Veguilla, que representa alegóricamente los 5 ríos de la comarca benaventana: Esla, Eria, Tera, Órbigo y Cea. Preside el conjunto el emblema heráldico de la ciudad: la Virgen de la Vega sobre un puente, al que se han añadido dos veneras o conchas, que son uno de los símbolos del escudo condal de los Pimentel, señores de Benavente. Su autor es el escultor benaventano José Luis Alonso Coomonte.

Cercan la plaza un conjunto de edificaciones que, cuando menos, han de ser calificadas como de especial interés histórico y arquitectónico como: la casa de las Pescaderías, casa Lesmes, casa Morán, o la Casa Allén, edificio construido a mediados del s. XX en sustitución de otro que seguramente sería similar al contiguo. Esta nueva construcción trató de preservar el aire de plaza castellana, para cuyo fin emuló las edificaciones ya existentes con aportaciones novedosas, como es el empleo de una torre voladiza en su ángulo y la utilización del ladrillo como motivo decorativo.


En uno de los laterales de la Casa Consistorial, podemos ver el bajorrelieve en homenaje a Fray Toribio de Benavente también llamado “Motolinía” (el pobre). Este fraile franciscano nacido en Benavente hacia 1491 evangelizó extensas zonas de Méjico y Centroamérica. El monumento está cargado de simbología alusiva a su defensa de los indígenas y a su obra misionera. Entre los símbolos representados se encuentran además de las doce velas que representan al grupo de franciscanos que arribó en Méjico en 1524, diferentes elementos de la cultura azteca como son la tortuga y la serpiente del calendario indígena.

Allí se alza la impresionante Iglesia de San Juan del Mercado, construcción iniciada en el siglo XII por doña Aldonza, hija de los condes Osorio y Teresa. Presenta un estilo románico en su planta y cabecera de tres ábsides semicirculares con una decoración de jaqueado en las impostas, similar a la de los edificios situados en el camino de Santiago.

Son interesantes sus tres portadas, destacando por su amplio desarrollo iconográfico la del sur o mediodía, recogida bajo un arco apuntado, la cual tiene semejanzas con el famoso Pórtico de la Gloria de la CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA.

El tema central que soporta el tímpano es el de la Adoración de los Reyes Magos. En el centro aparece la Virgen con el Niño sosteniéndolo en sus brazos, y a su izquierda están los tres reyes en actitud de presentar sus ofrendas. A la derecha, un poco apartada, está la figura de San José dormitando y apoyado sobre un bastón.

En el resto de la portada aparecen escenas relacionadas con el nacimiento de Jesucristo. A un lado de la primera arquivolta aparecen los magos dirigiéndose ante Herodes, quien aparece sentado, y junto a él un soldado vestido con una malla típica de la época medieval, con un escudo y espada en alto. 

En el centro cuatro ángeles y entre ellos la Estrella de Belén que guió a los magos desde Oriente y se detuvo dónde estaba el Niño.

En el lado opuesto aparecen los tres magos dormidos, pues en sus sueños se les recomendó que no volviesen donde Herodes para notificarle donde se hallaba Jesús.



Son también de destacar las seis esculturas adheridas a las columnas que representan a los profetas, reconociéndose entre ellos a Moisés (con las tablas), David (con el arpa) y San Juan Bautista (el titular del templo) vestido de pieles.



Al otro lado Santiago, el rey Salomón y Jeremías el Doliente. Todas las figuras presentan restos de su antigua policromía, predominando los tonos rojo, azul, verde claro y amarillo, que se realizaron en el siglo XIII.



Adornan los modillones una cabeza de Toro (San Juan) y un sonriente ángel (San Mateo) señalando un libro abierto en el que se lee “Mateus” y las primeras palabras de su evangelio.

En el amplio intradós del arco principal se ven los restos de las antiguas pinturas, que corresponden a las figuras de los ancianos del Apocalipsis, sentados por parejas en doce filas, con sus coronas y ropas de varios colores en campo rojo.




Las otras dos portadas son más sencillas, sin tímpano, destacando la decoración de la puerta oeste, que acoge en la arquivolta inferior la representación de un calendario medieval. Se trata de una interpretación cíclica del tiempo, tal y como lo entendía el hombre del medievo y que ya hemos visto en otros templos, como el de la extraordinaria Cripta de los Reyes de SAN ISIDORO de LEÓN o en IGLESIA DE SANTA MARÍA DE AZOGUE, de BETANZOS.

Aquí, abril se representa mediante un puerco, símbolo de los deseos impuros, o bien por un jabalí, que destruye las cosechas cuando empiezan a brotar o a nacer. En la cultura judeocristiana el cerdo era considerado como un animal de pata hendida, indigno y sucio, cuyo consumo podía implicar riesgos. Ello en una época donde las enfermedades eran atribuidas a castigos divinos.

Más información del templo en este enlace.


Ubicada junto al templo se encuentra la Casa de la Encomienda. En su fachada, una lápida alude a su antigua función como escuelas de San Juan y sobre el mismo se halla un escudo de armas Real que fue despojado de su corona durante los años de la segunda República. Hoy es sede de la Concejalía de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Benavente.


Nuestro paseo nos acerca a la hermosa Plaza del Grano, otro espacio a destacar donde se localizan algunos de los edificios más interesantes, pertenecientes a la burguesía local de los siglos XIX y XX .

Como la Casa del Cervato, conocida también como “Casa de los Rodríguez” ha sido rehabilitada por una escuela taller. Su fachada y miradores son un ejemplo representativo de la arquitectura civil del s. XIX (1881). En la actualidad alberga buena parte de las oficinas municipales.


La Casa del conde de PatillaCasa Barrios, Casa Mancha,...

... o la admirable Casa Donci (neomudéjar), construido en 1900 por el arquitecto benaventano Santiago Madrigal Rodríguez para el abogado don Agustín Ramos. En él, tanto puertas como ventanas aparecen rematadas con el arco de tipo ojival árabe de clave saliente. Estos arcos se encuadran con un alfiz que presenta coloridos azulejos con motivos geométricos. Un remate cilíndrico corona la esquina del edificio, sobre él se alza una veleta con forma de media luna. Destacable es así mismo el gran alero volado de madera que remata las fachadas. Presenta éste, entre las vigas, una decoración singular a base de estrellas de David pintadas de rojo, azul, amarillo y blanco, que destacan vivamente sobre el fondo oscuro.

En la Calle Santa Cruz nos topamos con el Hospital de la Piedad, monumento declarado Bien de Interés Cultural y una muestra de los diferentes hospitales y asilos que tuvo la ciudad de Benavente. La fundación se debe al quinto conde de Benavente, don Alfonso Pimentel y a su esposa, doña Ana de Velasco y Herrera, y hay que encuadrarla dentro de otras fundaciones que se hacen a lo largo de las rutas jacobeas, cuya finalidad era la de servir de hospedaje y atención a los peregrinos necesitados.

La fachada del edificio es una bella muestra del arte del primer Renacimiento español, aunque aún mantiene bastantes influencias del gótico. La portada está formada por un arco de medio punto con un amplio número de dovelas recuadrado por un gran alfiz.

En su cornisa superior lleva una inscripción realizada en minúsculas francesas o góticas, encima de él aparece un alto relieve que representa la escena de la Piedad. Remata el conjunto un frontispicio con una concha en el centro y candeleros. A ambos lados del altorrelieve de la Piedad se encuentran los blasones de los fundadores.



En la puerta de entrada son de admirar los llamadores realizados en hierro forjado. Uno de ellos representa a Santiago Apóstol como peregrino y está totalmente decorado.




En el interior del edificio destaca el patio de planta cuadrada, rodeado de galerías en dos pisos, todo ellos realizado en buena piedra.

Ahora nos dirigimos hacia la parte alta de la Villa por la importante y comercial Calle la Rúa, que nos muestra un conjunto de edificios representativos del urbanismo de Benavente. Casi llegando al final de esta, podemos ver el Teatro Reina Sofía, una obra del arquitecto Antonio García Sánchez-Blanco que data de 1928, siendo construido sobre las dependencias del antiguo Monasterio de Santo Domingo, del cual se conservan algunos restos. En 1984 el Ayuntamiento de Benavente decide la adquisición del conocido como "Gran Teatro", con el ánimo de recuperar para la ciudad una arquitectura singular y devolver a los ciudadanos parte de la memoria histórica que conservan sus muros, rehabilitándose bajo la dirección del arquitecto Francisco Somoza.


Siguiendo nuestro agradable paseo llegamos a la Plaza de Santa María, donde se alza majestuosa la Iglesia de Santa María de Azogue, que constituye el principal monumento artístico de Benavente. El nombre de «Azogue» deriva de un vocablo árabe que significa mercado, el cual tenía lugar en sus proximidades durante la Edad Media.









Una primera mirada al conjunto del templo muestra claramente los diversos estilos artísticos por los que ha pasado su fábrica. El inicio de su construcción se atribuye a la época de repoblación de la ciudad por Fernando II, hacia 1180. Se la considera contemporánea de la iglesia de San Juan del Mercado.

Su construcción se lleva a cabo en cuatro fases. En el siglo XII se realizan los cinco ábsides, parte del perímetro de la Iglesia y las dos portadas románicas del crucero. En 1188 se paralizan las obras por la muerte de Fernando II. A finales del Siglo XIII, durante el reinado de Sancho IV, se reanudaron las obras. Con otro tono de piedra, una caliza porosa o toba, se concluye el perímetro de la iglesia, se cubrió el transepto con bóvedas de crucería (en los tramos centrales) y de cañón (en los extremos), se levantan las naves, y se alza la torre que albergará el famoso reloj de Benavente, cuya campana se podía oír desde todos los valles comarcanos y del cual se sacó un dicho:

«Campanas las de Toledo,
Catedral la de León,
Reloj el de Benavente
y Rollo el de Villalón»

Aquel ingenio mecánico que originalmente venía marcando las horas desde el siglo XV resultó dañado por un rayo durante una gran tormenta en 1877 y el que le sustituye en la actualidad tan sólo es un remedo de aquel célebre reloj que tanta fama reportó a Benavente.

 En los motivos de la decoración y en la distribución de los ábsides y pilares se observa una clara influencia del estilo cisterciense, y concretamente del MONASTERIO DE MORERUELA, situado muy cerca de aquí. Su articulación a base de columnas  e impostas se engalana con ventanales de arco de medio punto sobre columnillas. La cornisa del ábside central y colateral norte es achaflanada y gravita sobre un friso de arquillos trebolados que apean sobre ménsulas piramidales, como en frecuente en el románico zamorano y gallego. Sin embargo, en los dos absidiolos meridionales y el extremo septentrional, los arcos son de medio puntos y las ménsulas muestran otras geometrías, incluso sin faltar las historiadas, donde se aprecian cabezas humanas y de animales.

Existen en la iglesia tres fachadas. La que está situada hacia el sur tiene por tema el “Agnus Dei” o cordero místico, rodeado de ángeles incensando, dos en pie y dos en vuelo, siguiendo la estela del conocido de SAN ISIDORO de LEÓN.

Presenta tres arquivoltas que se sostienen por tres parejas de columnas decoradas con capiteles de palmetas. La arquivolta exterior está formada por arquillos de medio punto. La intermedia va decorada con flores de cuatro pétalos. 

La interior contiene diversas representaciones figurativas, que de izquierda a derecha son las siguientes: Eva, aparece sentada sobre hojas bajo el árbol de la ciencia del que pende el fruto prohibido, oculta con su mano su desnudez porque ya ha pecado, mientras la serpiente se acerca al oído para tentarle;...

... un león alado, símbolo del evangelista San Marcos, un ángel de pie sosteniendo en sus manos un libro abierto, símbolo del evangelista San Mateo;...

... en el centro de la arquivolta la cabeza del Padre Eterno o de Cristo;... 

...un águila de alas abiertas, símbolo del evangelista San Juan; un toro alado, símbolo del evangelista San Lucas;... 

...y la Virgen María, nueva Eva, de pie y en actitud orante, sobre un mascarón monstruoso que vomita tallos, representando una escena del Génesis.

La puerta orientada hacia el norte carece de desarrollo iconográfico, pero sin embargo ofrece una excelente muestra de decoración vegetal y esquemática. El estilo es muy similar al de todo el románico zamorano y tiene su réplica en otra puerta, muy parecida, existente en la Iglesia de San Juan del Mercado.

La fachada oeste es de más reciente creación, sustituyó a otra, posiblemente románica, llamada de los Apóstoles, que se derrumbaría en el siglo XVII, debido a un problema de bodegas subterráneas que existían previamente. La que en la actualidad podemos ver es de influencia clasicista con una imagen de la Virgen en una Hornacina del frontispicio. El conjunto de la puerta lleva la fecha de 1735.

En el interior de la iglesia se encuentran diversos retablos y obras escultóricas de gran valor, algunos de ellos pertenecen a las iglesias benaventanas que han desaparecido.

En la plaza, un panel nos señala que aquí se encontraba una necrópolis del siglo XV-XVI, donde se descubrieron cinco tapas sepulcrales reaprovechadas del siglo XIII, que por su interés patrimonial se han trasladado, para su exposición, al Teatro Reina Sofía antes mencionado.


Después de comer en uno de los restaurantes del entorno, nos dirigimos hacia la Mota sobre la que se asentaba su castillo-palacio, pasando junto a un representativo palacete de la burguesía del novecientos llamado Casa de Solita. Convertida en centro cultural, esta casa que data de 1904 conserva sus munificentes salones y detalles modernistas.



Así llegamos al Paseo de la Mota, el jardín más importante con el que cuenta Benavente y el pulmón de la ciudad, que también nos ofrecen unas magníficas vistas de las vegas benaventanas de los ríos Órbigo y  Esla.

Alrededor del templete de la música, pequeñas sendas se entrecruzan como si fuese un laberinto ajardinado, donde los árboles crean una red tupida que procura sombra y frescor en las tardes estivales.



Allí, en el espacio conocido como “Jardines de La Rosaleda”, se alza una pequeña parte de todo el conjunto fortificado compuesto por tres recintos amurallados que en sus épocas de esplendor se podía admirar del castillo que, todo hace suponer, su construcción fue contemporánea a la repoblación de Fernando II en el siglo XII. En el año 1202 el rey Alfonso IX celebró en él Cortes. En 1230 esta fortaleza es escenario de un acontecimiento histórico de gran transcendencia para la historia de España, en la que conocida como Concordia de Benavente se hace efectiva la unión definitiva de los reinos de León y Castilla en la persona del monarca Fernando III.

Es la Torre del Caracol, construida en 1504 por orden del V Conde de Benavente, don Alfonso Pimentel, siendo el último edificio erigido de los que componían la grandiosa fortaleza o alcázar y se dice que fue la armería del castillo. 


Hoy es el Parador Nacional de Turismo de esta localidad y el personal de este nos facilitó el acceso al interior de la torre para admirar su magnífico artesonado morisco.

Es una obra del siglo XV y procede del que fuera Convento de San Román del Valle, donde estuvo localizado uno de los panteones de una dinastía de los Pimentel.





En el interior de la Torre del Caracol podemos contemplar dos grandes lienzos contemporáneos que a simple vista semejan tapices. Recrean éstos escenas cortesanas de la época de Fernando II, cuyo nombre lleva el actual Parador de Turismo. Fueron ambas obras realizadas por el artista benaventano José Carlos  Guerra a comienzos de la década de los 70. 




Uno de ellos recrea el momento de la concesión de un fuero o carta puebla impulsando la repoblación de la ciudad, por parte de Fernando II en 1164.


Finalizamos nuestra estupenda visita a la Villa de Benavente, tantas veces parada en nuestro camino y de la que poco conocíamos, junto al Monumento al Condado de Benavente, alegoría alusiva a la historia del condado deBenavente fundado en 1397 en la persona del caballero portugués don Joâo Afonso Pimentel y  al lema su linaje: Más Vale Volando. Representa la cabeza de un guerrero medieval que con unas grandes alas parece querer elevar el vuelo. En su pedestal unas conchas o veneras y unas franjas aluden al emblema heráldico o escudo de armas de esta familia nobiliaria.

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http://www.turismobenavente.es/TurismoBenavente

https://www.benavente.es/aytobenavente/conoce-benavente/historia

https://es.wikipedia.org/wiki/Plaza_Mayor_de_Benavente

https://www.descubrebenavente.com/mosaico-de-la-veguilla/

https://www.descubrebenavente.com/bajorrelieve-de-fray-toribio-de-benavente/

https://es.wikipedia.org/wiki/Toribio_de_Benavente

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https://www.arteguias.com/benavente.htm

https://www.descubrebenavente.com/casa-de-solita/

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