La ermita de Santa María de Quintanilla de las Viñas, es una de las joyas de la arquitectura prerrománica española, enclavada en un paraje natural de gran belleza, en pleno alfoz de Lara y a apenas medio kilómetro de la localidad de Quintanilla de las Viñas.
Es esta una tierra, la de Lara, rica en historia como pocas.
Asentamientos prehistóricos, castros celtíbericos, villas romanas y, por
supuesto, el castillo en el que nació
el considerado primer conde soberano de Castilla, Fernán González.
Además, muy cerca están la localidad medieval de COVARRUBIAS; el MONASTERIO
DE SANTO DOMINGO DE SILOS; las ruinas de otro milenario
cenobio, el de SAN
PEDRO DE ARLANZA ; o yacimientos
como el de LA
PEDRAJA, que constatan
la antigua presencia de dinosaurios (enlaces a nuestras publicaciones). Todo
ello, en plena Cuna de Castilla.
Esta ermita fue declarada Monumento Nacional en el año 1929. Apenas unos
años más tarde de que el párroco del lugar, Bonifacio Zamora, la
"descubriera" entre la maleza e intentara atraer el interés de los
especialistas. Entre ellos el del historiador y arqueólogo burgalés Luciano
Huidobro.
Lo que hoy vemos de la ermita de Santa María o de Nuestra Señora de las Viñas es una pequeña parte del templo original. En concreto, la cabecera y parte del crucero de la iglesia. Es un templo que bien pudo formar parte del conjunto monacal de Santa María de Lara que citan las fuentes medievales.
Debido a una dedicatoria de difícil interpretación, los orígenes de
este edificio son muy controvertidos, hasta el punto de que existen dos
planteamientos historiográficos distintos formulados por dos autores, Luciano
Huidobro y Ricardo de Orueta. El primero, apoyaba la idea de que el monumento
era una construcción mozárabe de finales del siglo IX o principios del siglo X.
El segundo, siempre defendió que se trataba de una iglesia visigótica de fines
del siglo VII, posiblemente una de las últimas que se construyeron, junto con Santa María de Melque y SAN PEDRO
DE LA NAVE (enlace a
nuestra publicación), antes de la invasión árabe.
Durante gran parte de su historia, Santa María de las Viñas dependió del Monasterio de San Pedro de Arlanza. Esto hizo que fuera perdiendo importancia hasta caer en el olvido. Aún así, las excavaciones realizadas en el entorno han permitido conocer la planta y dimensiones del edificio original. Contaba este con forma de cruz latina, con tres naves en el brazo principal y una en el transepto. A ambos lados del crucero se abrían dos estancias cuya función exacta es desconocida. Aunque responderían a la compleja liturgia de la época. El ábside es de planta rectangular. A los pies contaba con un pórtico de acceso. Todo ello, con unas dimensiones muy amplias para el momento en que se construye, unos 23 metros de largo y 21 en su parte más ancha.
Para la construcción de la iglesia se reutilizaron sillares de origen
romano. Se llevó a cabo con sillares de gran tamaño colocados a hueso. Es
decir, sin emplear tipo de argamasa, algo habitual en la arquitectura visigoda.
La piedra empleada es de tres tipos. Por un lado, piedra caliza amarilla
y blanca, procedente de las cercanas canteras de Hontoria. De esas canteras
salió la caliza con la que se construyó, siglos más tarde, la CATEDRAL
DE BURGOS (enlace a
nuestra publicación) y otros destacados monumentos burgaleses (Arco de Santa
María, retablo mayor de la iglesia de San Nicolás de Bari,...). También se
utiliza piedra arenisca marrón y mármol para algunas columnas. Para el
abovedamiento se emplea toba calcárea.
La ermita de Quintanilla de las Viñas cuenta con una riquísima decoración escultórica. En su parte exterior, la cabecera está decorada con tres frisos corridos, decorados con bajorrelieves, de talla plana y con fondo neutro. Los dos inferiores tienen continuidad con los que decoran también los brazos del transepto.
Los frisos están decorados todos con roleos, cintas entrelazadas y sogueadas
que forman círculos tangentes. En el superior predominan los cuadrúpedos.
Encierra figuras de toros, grifos, leopardos y ciervos entre motivos vegetales.
En el intermedio se representan aves variadas (quizás perdices y pavos reales), rosetas y tres misteriosos monogramas en el lado norte del testero.
Hay numerosas interpretaciones sobre el significado de esas letras. El último monograma puede interpretarse como F(e)C(e)R(u)N(t).
Por lo que los
otros dos serían dos nombres de persona: ¿F(l)AN(o)L(a)? y ¿DAN(i)L(a)?.
¿Recuerdan a los canteros o a los donantes de la iglesia? Lo cierto es que las,
hasta ahora, poco exitosas interpretaciones de estas letras han servido para
apoyar o rebatir las distintas teorías sobre la filiación y datación de la ermita.
En la parte sur del propio testero, quedaron los huecos preparados para otros
tres monogramas que no se llegaron a tallar.
Por último, el friso inferior se decora con roleos que encierran
palmetas, racimos de uvas, que recuerdan a los motivos vegetales del
“maestro de Nave” pero con una talla algo más rudimentaria, e incluso, una
concha sobre la actual puerta de entrada.
Estos frisos le otorgan a la ermita de Quintanilla de las Viñas una
vistosidad y elegancia extraordinarias.
Entre la decoración interior destaca, sin duda, el imponente arco toral,
el más perfecto e interesante de la arquitectura visigoda. Es un arco de
herradura peraltado, característico del arte visigodo. Las dovelas del arco se
decoran con relieves similares a los descritos en el exterior (palmetas,
racimos de uvas y aves). El arco descansa sobre dos enormes bloques
trapezoidales que hacen la función de capiteles. Sus frentes están decorados
con excepcionales relieves de gran belleza plástica y valor simbólico. Por
último, una pareja de columnas de mármol aparentan soportar el arco.
Foto de la página: https://www.terranostrum.es/turismo/ermita-de-nuestra-senora-de-las-vinas |
En cada uno de los dos capiteles aparece representada una pareja de ángeles sosteniendo un medallón. En el interior de los medallones, representaciones antropomorfas del sol, en el capitel sur, y de la luna, en el norte. Por si no estuviera clara su interpretación, aparece una inscripción con las palabras "SOL" y "LUNA". Tradicionalmente se han identificado con Cristo y con la Iglesia o con María. El capitel sur cuenta con una segunda inscripción en su borde superior: "†OC EXIGVVM EXIGVA OFF(ert) D(e)O FLAMMOLA VOTUM". Podría traducirse como "La humilde Flámula ofrece este modesto voto a Dios". Junto con los anagramas del exterior nos podría dar la pista definitiva sobre la cronología de la iglesia.
Foto de la página: https://www.guiasturisticosburgos.com/blog/ermita-quintanilla-vinas-burgos.htm |
Encima de la clave del arco hay otro bloque de piedra tallado. Representa
a Jesucristo con nimbo crucífero y en actitud de bendecir. Además, hay otros
dos grandes sillares tallados descontextualizados. Pudieron formar parte de un
segundo arco toral arruinado. En ambos, de nuevo, dos figuras antropomorfas
rodeadas por ángeles. Una de ellas porta una cruz patada en la mano.
Seguramente, representación de Cristo. La otra tiene la mano sobre el pecho.
Puede tratarse de una mujer. En ese caso, sería la Virgen María. Aunque el
hecho de que no lleven nimbo podría apuntar a otra posibilidad, que sean los
donantes.
Foto de la página: https://www.arteguias.com/ermita/quintanilladelasvinas.htm |
Aparte de estos dos últimos sillares citados, había, al menos, otros dos.
Fueron robados de la ermita en el año 2004. En 2019 se recuperaron gracias a la labor
del investigador Arthur Brand. Decoraban el jardín de una aristócrata inglesa
que estaba a punto de desprenderse de ellos arrojándolos al río Támesis. Les
responsabilizaba del fallecimiento repentino de su esposo. El mal fario se
agravó cuando se enteró de que la persona que se los vendió, por unos 40.000
euros, también había fallecido poco después de la venta. De hecho, había
colocado boca abajo los sillares para no ver los relieves y los ojos vacíos de
las figuras representadas en ellos. Actualmente, se conservan en el MUSEO DE BURGOS. Cada uno de los
sillares pesa cerca de 40 kilos. En una de sus caras tienen tallados en
bajorrelieve unas figuras humanas con libros en sus manos. Se han interpretado
como la representación de dos de los evangelistas.
Han sido muchos los especialistas que han estudiado Nuestra Señora de las Viñas en los últimos cien años. En líneas generales, podemos hablar de dos teorías o corrientes acerca de los orígenes y datación de la ermita: Un primer grupo de investigadores, entre los que se encuentra Luciano Huidobro, la consideran uno de los mejores ejemplos de arquitectura visigótica de España. Se construiría antes de la invasión musulmana, año 711, en los últimos años del reino visigodo. Es decir, a finales del siglo VIII o principios del IX. Es la teoría tradicionalmente más aceptada. Así, los defensores de esta opción argumentan la semejanza arquitectónica con otras iglesias visigodas. Por ejemplo, el arco de herradura central, los sillares colocados a hueso, sin argamasa, y el tipo de planta. También hay muchas similitudes entre los frisos de Quintanilla y los de otra supuesta iglesia visigoda, la mencionada SAN PEDRO DE LA NAVE (Zamora).
En las excavaciones realizadas en la iglesia se encontraron algunas
piezas que apoyarían esta datación visigoda.
El nombre Flámola, que aparece en la inscripción como donante, era muy
habitual en la época. No tiene necesariamente que referirse a la Flámola,
esposa del conde
Gonzalo Téllez, del siglo X. De ser esa misma mujer, puede no ser la
responsable de la fundación sino de una reforma posterior.
Otro importante grupo de investigadores apuntan por una datación
posterior, finales del siglo IX o comienzos del X. Es el momento en que este
territorio empieza a revitalizarse con la repoblación cristiana y el fortalecimiento
del Condado de Castilla. Sería, por lo tanto, un templo prerrománico de
repoblación. El argumento fundamental de esta corriente está en la Flámola
citada como donante. Un documento del Cartulario
de Arlanza, del 912, menciona a una tal Flámola y a su esposo, el conde
Gonzalo Téllez, como donantes del Monasterio de San Pedro de Arlanza. Este
documento y la inscripción de Quintanilla probarían que Flámola y Gonzalo
fundaron ambos monasterios, Arlanza y Lara.
En las figuras de animales de los frisos se vería claramente la
influencia del arte persa sasánida. Una influencia que llegaría a Castilla a
través del Califato de Córdoba. Además, la utilización de grandes bloques
prismáticos como capiteles está presente también en la arquitectura
prerrománica asturiana. Por último, los rasgos de los personajes de los
relieves son comparables a los de los primeros Beatos.
Otra de los misterios que rodean a la ermita de Quintanilla de las Viñas
es el de los relieves del Sol y la Luna en el arco triunfal, lugar de máximo protagonismo
en una iglesia cristianas. Sobre ello se ha vertido la posibilidad de que se
tratase de un templo de un grupo no católico. Los defensores de esta hipótesis
se basan en que la España visigoda era todavía muy heterogénea religiosamente y
que además de los judíos que profesaban su propia fe, el Cristianismo primitivo
tenía vivas muchas tendencias como la arriana o las gnósticas y maniqueas
orientales.
De esta manera a su belleza siempre se le sumaran sus encantadores enigmas. La ermita de Quintanilla de las Viñas es uno de esos escasos edificios conservados en España previos al románico. Es una etapa oscura, llena de interrogantes, que sigue dando quebraderos de cabeza a los historiadores.
TODA LA INFORMACIÓN INCLUIDA EN
ESTA PUBLICACION, HA SIDO RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
https://www.guiasturisticosburgos.com/blog/ermita-quintanilla-vinas-burgos.htm
https://www.terranostrum.es/turismo/ermita-de-nuestra-senora-de-las-vinas
https://www.arteguias.com/ermita/quintanilladelasvinas.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Ermita_de_Santa_Mar%C3%ADa_(Quintanilla_de_las_Vi%C3%B1as)
VISITA OTROS SORPRENDENTES
LUGARES DE LA PROVINCIA
DE BURGOS EN EL ENLACE.
Siempre encantada de ver vuestros reportajes. Besos.
ResponderEliminar