MARAVILLAS DE CASTILLA Y LEÓN: CATEDRAL DE SANTA MARÍA, CIUDAD RODRIGO.

Su construcción, fue iniciada por el rey Fernando II de León y continuada por sus sucesores en el trono, se llevó a cabo entre el XII y el siglo XIV. Pertenece al llamado "grupo de Salamanca", junto con la Catedral Vieja de Salamanca, la Catedral de Zamora y la Colegiata de Toro también en Zamora.

Declarada Monumento Nacional en 1889.

La Catedral de Ciudad Rodrigo se proyectó como románica, aún conserva trazas en su perímetro exterior, pero la prolongación de las obras durante varios siglos hace que se clasifique de tardorrománica de transición al gótico.

Sus detalles y ornamentación, así como las bóvedas de crucería y parte del claustro pertenecen al gótico.

Tres portadas, una a occidente y dos en los hastiales del crucero, dan acceso al interior del templo.

En el hastial norte, ubicada en la Plaza de Amartelas: La Puerta de Amayuelas,

o del Enlosado. Destacan los capiteles decorados con armas y animales simbólicos. De estilo románico bizantino tiene tres arquivoltas semicirculares más la interior que es polilobulada.

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Al lado de esta puerta hay un arco decorado por once cabezas humanas.

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Y un gran rosetón bajo un arco conopial.

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Es interesante el detalle del oso, grabado al lado de esta puerta, que perpetúa la leyenda, que justifica:

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LA LEYENDA DEL OSO, EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA CATEDRAL.

Siglo XII. En los años en que el rey Fernando II de León andaba como enamorado de Ciudad Rodrigo, repoblando la zona y ordenando construir, entre otras muchas cosas, la Catedral, ocurría que las obras de tan magno proyecto eran destruidas por una misteriosa fuerza que, en medio de sobrecogedores bramidos, visitaba cada noche el lugar donde se estaba construyendo el templo.

Por la ciudad circulaban rumores que responsabilizaban a algún demonio de las destrucciones nocturnas, alguna fuerza del mal empeñada en que no se llevara a cabo la construcción de la Catedral.

Hasta que una noche alguien se armó de valor y decidió hacer frente a la misteriosa criatura nocturna. En medio de la oscuridad, cuando comenzaron a oírse los amenazadores rugidos, un valeroso caballero atravesó con su espada al hipotético demonio, que resultó ser un enorme oso. Mas, cuenta la leyenda, que no puede haber oso en el mundo con la fuerza y la fiereza de aquel, más bien era el mismísimo Satanás en forma de oso.

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En vertical a esta acceso, que se completa al norte con la Puerta de Esviaje, en el muro que da al claustro.

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Al oeste se sitúa, la Puerta de las Cadenas, apelada así por haber lucido cadenas que delimitaban su atrio.

Consta de un hermoso friso gótico de 1.230, con doce figuras del Antiguo Testamento de izquierda a derecha se sitúan,

Abrahán, Isaías, La Reina Teresa, El Rey Alfonso IX, Ezequiel, Moisés, Melquisedec, Balaam, David, Elías, San Juan Bautista y Jeremías; de las figuras, la que se representa como Elías, parece ser un fraile franciscano, más concretamente San Francisco de Asís, que visitó Ciudad Rodrigo en 1214, pocos años antes de su muerte y canonización.

Consta de un arco de medio punto, con un tímpano en el que en la Edad Moderna en 1200, se colocaron cuatro figuras románicas; de izquierda a derecha San Juan, San Pedro, Cristo Pantocrátor, San Pablo y Santiago con los atributos de peregrino. La puerta está situada en la Plaza de San Salvador.

A los pies de la nave principal se descubre el PÓRTICO DEL PERDÓN O DE LA GLORIA, ubicado en el hastial occidental. Es una obra ya gótica de mediados del siglo XIII aunque inspirada en portadas más antiguas. Dispuesto en la Plaza de Herrasti.

El pórtico descansa en un arco apuntado con seis arquivoltas, el friso consta de 3 alturas en la parte baja del dintel contiene cinco fajas historiadas, con episodios del nuevo testamento relacionados con la vida de Cristo y la Virgen: Entrada en Jerusalén, Última Cena, Prendimiento, Crucifixión.

ENTRADA TRIUNFAL DE CRISTO EN JERUSALÉN

LOS JUDÍOS ARRANCANDO LAS PALMAS DE LOS ÁRBOLES

LA ÚLTIMA CENA

CRISTO EN EL PRETORIO

EL CALVARIO

La siguiente moldura, la Dormición de María y Asunción.

Protagonizando el tímpano aparece Cristo coronando a la Virgen con su propia mano.

En el parteluz aparece una estatua de María con el niño, y seis estatuas-columnas a cada lado, que corresponden a los doce apóstoles.

Las arquivoltas apuntadas, están repletas de esculturas como ángeles que anuncian el Juicio Final a los difuntos que salen de sus sepulcros, resucitados.

...y las siguientes con bienaventurados, dos de ellas, ángeles, obispos, serafines.

Estas arquivoltas estan coronadas por doseletes encima de ellos unas grandes esculturas de los apóstoles,que la flanquean a cada lado seis columnas;

unas con capiteles vegetales y otros historiados.

La representación de Judas fue remplazada por la de San Pablo (piernas cruzadas y libro de las Epístolas)

Esta puerta no es visible directamente desde el exterior ya que a finales del siglo XVIII, se construyó una fachada, con una gran torre clasicista.

El frontis fue elevado por Juan de Sagarvinaga en estilo neoclásico, con una enorme torre cuadrada, que alberga las campanas, como sustitución al derrumbe de la torre del templo durante el terremoto de Lisboa de 1755. La catedral ya había contado con otra torre anterior, que fue mutilada tras la guerra de las comunidades, en el siglo XVI. El campanario todavía conserva reminiscencias de la guerra de la independencia acontecida con los franceses, con las marcas de los proyectiles lanzados en la contienda.

La catedral consta de varias capillas, entre ellas la capilla mayor, hoy sustituida por la original del siglo XVI.

En los tramos centrales de la nave principal, figura de forma maravillosa el coro catedralicio, cuyos muros perimetrales, en los que aún se conservan dos pequeñas, pero bellísimas puertas coetáneas a su realización, rematan en una engalanada y calada crestería gótica y cuyo acceso queda cerrado por una monumental reja forjada en 1699, de Francisco de Gamboa.

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La sillería coral, en cuyo centro luce un facistol de madera forrado parcialmente con chapa de bronce, fue contratada en 1498 por Rodrigo Alemán.

La sillería de finales del siglo XV es obra de Rodrigo Alemán. Está tallada en madera de nogal y constituye uno de los mejores ejemplos del gótico flamígero, por su decoración geométrica que sólo varía en el friso figurativo que remata el coro alto y otras figuras de carácter profano.

La iconografía combina figuras de carácter religioso con otras profanas, populares y satíricas. Consta de 72 asientos, que se organizan en dos órdenes, entre los que destaca por su tamaño y ornamentación el reservado al Obispo, enfrente del altar.

Las sillas altas, que se cubren con bóvedas estrelladas, pináculos y cresterías caladas, lucen en sus respaldos una copiosa decoración.

En las sillas bajas el adorno se reduce a unos sencillos arquillos en la parte superior del respaldo, siendo todos diferentes.

El coro cuenta con dos órganos, el órgano pequeño o realejo, dispuesto en el lado del evangelio, fue realizado en 1727 por Pedro Liborno Echevarria; el mueble del grande, situado en el lado contrario es de 1.730, se debe a Manuel de Larra Churriguera, que lo diseñó en torno a 1730. Por su parte, el trascoro es obra de Ramón Pasqual Díez, que lo realizó en estuco imitando mármoles en 1787.

El interior de la Catedral dibuja planta de cruz latina con un gran ábside central. Se articula en tres naves, una de ellas central, de mayor altura y proporciona la luz al interior y las otras dos laterales que proporcionan luz mediante vanos de bella factura.

Sus tres naves se cubren con bóvedas de crucería, enmarcadas por arcos apuntados que descansan sobre pilares compuestos de núcleo cuadrado y tres semicolumnas con capiteles vegetales e historiados. Las ventanas de la nave principal pertenecen plenamente al estilo gótico, mientras que las de las naves laterales son marcadamente románicas y dotadas de una exquisita decoración con motivos geométricos, vegetales y animales.

En el primer tramo de la nave de la epístola desde la cabecera se erige la Capilla del Pilar mandada construir por el obispo Clemente Comenge, natural de Zaragoza, en el siglo XVII. En la parte exterior, a la derecha de la Puerta de las Cadenas, podemos observar el escudo del obispo.

A la derecha de la Puerta de las Cadenas sobresale la Capilla de los Pacheco o Marqueses de Cerralbo. También se conoce como Capilla de Oriente o Capilla de la Epístola debido a su orientación.

En el tabernáculo se hallan mausoleos de notables linajes de la ciudad.

A través de una sencilla puerta, abierta en la primera fase constructiva del templo, se acede al claustro gótico, que envuelve un patio prácticamente cuadrado.

Cada lateral del pórtico, presenta cinco ventanales. Por dentro de las galerías los arcos son trilobulados, y sobre ellos claraboyas dibujando trifolios y cuadrifolios, los capiteles son de decoración figurativa o vegetal.

En el interior del patio, los grandes ventanales están separados por contrafuertes en degradación rematados en pináculos típicos del gótico, que llegan hasta la cornisa de remate.

Las galerías están cubiertas por bóvedas de cruceria.

Los capiteles son de gran índole moral, representan la lucha entre el bien y el mal, y el mundo de las tinieblas, para acrecentar la fe y luchar contra nuestras pasiones.