PALACIO REAL TESTAMENTARIO DE ISABEL LA CATÓLICA, MEDINA DEL CAMPO

 

En una esquina de la Plaza Mayor de MEDINA DEL CAMPO, se hallan los restos del antiguo Palacio Real Testamentario (declarado BIC en 2003), que albergan en la actualidad el Centro de Interpretación de la Reina Isabel la Católica, ya que fue una de sus residencias habituales. 



Las primeras referencias históricas que se tienen sobre la existencia de este Palacio Real de Medina del Campo son del siglo XIV. En ese siglo, Medina fue testigo de bodas reales, de celebración de cortes, de batallas, de ferias en su Plaza Mayor; Medina gozaba de un ambiente muy abierto e internacional. También acogió importantes acontecimientos de la corona de Aragón como cuando Fernando de Antequera (nacido en este palacio, morador habitual del mismo, Señor de Medina y hermano menor del rey Enrique III de Castilla) se proclamó rey de Aragón; o los nacimientos de Alfonso V de Aragón en 1394 y de Juan II de Navarra y Aragón (padre de Fernando el Católico) en 1397.

Los Reyes Católicos, quizás sus moradores más relevantes, eligieron el Palacio Real de Medina como una de sus residencias habituales, en él residieron durante largas temporadas. Su corte fue itinerante, pero Medina y su palacio aparecen como uno de los principales destinos y paradas de los Reyes Católicos coincidiendo con Semana Santa, Navidad o la época estival. Medina siempre se mantuvo fiel a su reina por lo que concedió a la villa por ello exenciones fiscales.

Sin embargo, el acontecimiento por el que va a ser conocido el Palacio Real Testamentario es, sin ninguna duda, el hecho de que fue el lugar elegido por la reina para pasar sus últimos meses de vida, dictar su testamento y codicilo y, finalmente, fallecer el 26 de noviembre de 1504.

El 12 de octubre de 1504 Isabel dicta testamento a su notario y escribano Gaspar de Gricio. Fue escrito en pergamino de cuero en hojas a marca de pliego entero, doblado por la mitad en forma de libro constando de 5 hojas, con 19 caras escritas con letra humanística cortesana y dejando un espacio en blanco en las cubiertas para que los siete testigos convocados firmasen, pusiesen su nombre y sellaran.

El 23 de noviembre de ese mismo año, la reina Isabel tras meditar sus últimas voluntades añadió y aclaró en el codicilio ciertas cuestiones que complementaron el testamento. Este tiene la misma forma que el testamento, con dos hojas con 6 caras escritas y decorado con letra capitular de forma vegetal y degradada en su inicio.

Además de una réplica del Testamento y Codicilo apoyada en un interactivo que profundiza en sus contenidos, en este centro de interpretación se recrea el cuadro de Eduardo Rosales “El testamento de Isabel La Católica”. 

En el centro de la escena, se encuentra la Reina de Castilla, enferma, recostada en la cama, con el brazo extendido de manera suave y delicada, dictando testamento a su notario personal don Gaspar de Gricio, este vestido de negro y que aparece concentrado y copiando las voluntades de la monarca. Frente a él, aparecen representados el rey Fernando y la princesa Juana. La figura de Fernando el Católico, esposo de Isabel, quizás fue una de las más valoradas en su época por su representación y su ejecución. Aparece vestido de rojo, sentado, mayor (sobre todo si lo comparamos con la imagen de su esposa), cansado y enfermo, ya que Rosales le ha representado con uno de sus pies sobre un cojín, lo que se ha identificado con los problemas de gota que sufría el monarca. Todo apunta a que el rey Fernando, aunque no estaría presente en esa escena, sí que estaba en ese momento en el Palacio Real de Medina del Campo junto a su esposa. Finalmente, y cerrando la composición de la obra, tememos a la Princesa de Asturias, la futura Juana I de Castilla, el futuro del reino, la sucesora de Isabel según lo que su madre dictó en el testamento en un texto muy medido y cuidado para blindar el futuro más inmediato del reino de Castilla. Juana aparece representada, de pie, vestida de negro y con semblante triste, pero sereno y de actitud contenida. Lo cierto es que Juana en el momento del dictado del testamento de su madre se encontraba en Flandes junto al resto de su familia, aunque había estado en Medina del Campo hasta marzo de ese mismo año.

Tras la figura del notario, cuatro personajes masculinos situados a los pies de la cama. En primer término, e introduciendo al espectador en la escena, vestido de verde y receptor de gran parte de la luz del cuadro, aparece uno de los personajes más cuidados por el pintor y que se ha identificado como el contador y secretario de la reina Juan López de Lecágarra, citado en el testamento como uno de sus testamentarios. Tras él, aparece la figura del Cardenal Cisneros (en aquel momento Arzobispo de Toledo), vestido de azul, confesor de Isabel y otro de los testamentarios que nombró la propia reina y que parece ser que en ese momento se encontraba en Alcalá de Henares y no en Medina del Campo presenciando este acontecimiento histórico. Junto a ambos se encuentra otro personaje identificado por algunos historiadores como el Almirante de Castilla, título que en aquel momento ostentaba Fadrique Enríquez de Velasco, y al fondo aparece un rostro masculino de un personaje que no se ha llegado a identificar.

Otro de los grupos de personajes es la pareja medio en penumbra que se sitúa detrás de la cama. Se han identificado como los Marqueses de Moya, Andrés Cabrera, tesorero real, y Beatriz de Bobadilla, consejera y una de las mejores amigas de la reina Isabel. Todo apunta a que su amistad se remonta a la infancia, cuando la entonces infanta Isabel vivía en ARÉVALO (enlace a nuestra publicación) con su madre y su hermano y Beatriz era la hija del Alcaide de Arévalo. Ésta enseguida entró en la corte al servicio de la infanta y desde entonces se convirtió en una de las personas de mayor confianza de la Reina. El aprecio que la reina Isabel sentía hacia ellos se ve reflejado en el propio testamento de la reina en el que les dedica un amplio apartado. 

En el centro de interpretación también se muestra al visitante una visión global del significado e importancia histórica de la reina Isabel; a través de videos e interactivos se exponen diferentes aspectos de su experiencia vital (su infancia y juventud, su reinado, su religiosidad, etc.).

El centro se vio ampliado en 2007 con una sala interactiva que explica los pormenores del tercer viaje que Cristóbal Colón realizó a América ya que este Palacio Real de Medina del Campo fue el lugar donde el almirante organizó con los Reyes Católicos parte de dicho viaje.

El último acontecimiento regio que se vivirá entre sus muros, será la proclamación de Juana I como reina de Castilla, en su ausencia, pues se encontraba todavía en Flandes. Tras fallecer Isabel también residió en varias ocasiones Fernando el Católico. La Emperatriz Isabel, esposa de Carlos V, lo habitó en 1552 y, con carácter pasajero, Felipe II a finales del siglo XVI.

Tiempo después de la muerte de Isabel la Católica, el conjunto residencial fue utilizado con diferentes usos; edificio comercial (influido por las ferias que se realizaban en la Plaza Mayor), cárcel, dependencias del ayuntamiento, etc. hasta que es declarado Bien de Interés Cultural como sitio histórico por la Junta de Castilla y León el 21 de Mayo de 2003 reconociéndose como el lugar donde mayor tiempo residió la reina Isabel La Católica en el cual testó y murió en 1504.

Coordenadas: 41°18'29.3"N 4°54'57.2"W

TODA LA INFORMACIÓN APORTADA EN ESTA PUBLICACIÓN HA  SIDO RECOGIDA DEL SIGUIENTE ENLACE:

https://www.palaciorealtestamentario.es/sobre-el-palacio/

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