SAN MARTÍN DE CASTAÑEDA


El Monasterio San Martín de Castañeda es un monumento histórico-artístico nacional desde 1931 que se encuentra situado en el municipio de Galende, comarca de Sanabria.
Se cree que el Monasterio es de origen visigodo y se supone fue destruido por los musulmanes del Al-Ándalus. 
Del conjunto tan sólo han llegado hasta nosotros la iglesia románica, parte del corredor oriental del claustro reglar y la septentrional del claustro de la hospedería.


En el siglo IX o X, según distintos estudiosos, ya constan noticias del monasterio que es restaurado por el abad Martino y un grupo de monjes mozárabes
  provenientes de San Cebrián de Mazote (Valladolid),que se trasladaron a este lugar huyendo de una dura sequía y de la peste; pretendiendo sobrevivir con la explotación de las pesquerías de la laguna.
En 921, los monjes levantaron un templo mozárabe.

En este periodo, el convento tiene abundantes pleitos por los derechos de pesca del lago y en el 940, el rey Ramiro II de León reconoce a este, la propiedad del lugar y de otras tierras circundantes  aumentándolas  con la propiedad de la aldea de Vigo, y  tierras y vides en la comarca y en Tierra de Campos. En el 952, el rey Ordoño III de León y su séquito son huéspedes del monasterio, y el abad, aprovecha su estancia para requerir al monarca los derechos de pesca del vivero.


En el año 1150, el rey Alfonso VII de León donó el lugar a Pedro Gutiérrez,
citado también como San Pedro Cristiano, monje del leonés MONASTERIO DE CARRACEDO, que restaura nuevamente la vida monacal en Castañeda.
Fueron probablemente los monjes venidos de León los que propagaron la leyenda del Lago de Sanabria. 
Siendo abad Martín IV se construyó el templo actual.

Cuando en 1203, Carracedo abraza la observancia cisterciense, San Martín de Castañeda se niega a adoptar dicho acatamiento, negando la obediencia al abad de Carracedo. Esta situación se mantuvo hasta 1245, fecha en la que la comunidad de Castañeda, acepta el ingreso en el Cister y la dependencia por filiación de su antigua casa matriz. Para estas fechas, las sucesivas donaciones y compras habían incrementado notablemente el patrimonio del monasterio, que llegó a tener el dominio sobre más de 120 localidades.
Las crisis políticas y religiosas del siglo XV provocaron en Castañeda una etapa de decadencia que finalizó cuando, en 1542, el monasterio se incorporó a la Congregación Reformada de San Bernardo de España.
 En la segunda mitad del siglo XVI se construyó la Sala Capitular, hoy Sacristía y se reconstruyó la portada occidental del templo.



La sacristía,en la que destacan las bóvedas estrelladas y el retablo mayor. Se trata de un retablo de tipo escurialense donde se representa a los santos más relevantes de las órdenes Benedictina y del Císter (San Benito y San Bernardo), así como a la Virgen con el niño y un crucificado.










De este período destaca también el púlpito, con los escudos de la Orden de Calatrava y del Císter.


Y una maltrecha representación de san Martin a caballo, entregando su capa a un pobre, del siglo XVI.



Guarda a La Virgen Peregrina (patrona de la comarca) de finales del S. XVII, al igual que los retablos de las capillas laterales que se ubican en las naves y que están dedicados a San Benito, San José y a San Juan Bautista, tallas de un discípulo de Gregorio Fernández.
 






Siendo abad fray Vicente de Guevara, en el siglo XVII, se construyó la penitenciaria del convento en el barrio de La Granja.
 En la segunda mitad del siglo XVIII se construyó la fachada conventual, que oculta la románica del siglo XVI formando ángulo recto con la portada del templo. 

A La portada actual de la iglesia se añadió la espadaña que la remata en el siglo XVIII.
La abadía de San Martín de Castañeda, en el año 1.737 tras dividirse la Congregación en cuatro provincias, por la bula "Quatripartita" del papa Clemente XII, quedó incorporada a la provincia de Galicia, a la que perteneció y de la que tuvo el gobierno hasta la supresión del monasterio y de la Congregación.

La guerra y las desamortizaciones del primer tercio del siglo XIX privaron al monasterio de parte de sus bienes y redujeron notablemente el número de miembros de su comunidad. En 1835, como consecuencia del decreto de exclaustración general de los reguladores, se cerró el monasterio aunque el templo siguió abierto al culto como parroquia.


La mayor parte del edificio conventual y los bienes del monasterio fueron subastados y pasaron a manos de particulares; el abandono provocó la ruina del edificio conventual que tuvo que ser derribado a finales del siglo XIX y cuyas piedras fueron en parte aprovechadas en construcciones particulares del pueblo y de los pueblos vecinos.
El 3 de junio de 1931, el monasterio de San Martín de Castañeda fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional. En el último tercio del siglo XX, el lago de Sanabria y su entorno fueron declarados Parque Natural y lo que quedaba en pie de los edificios conventuales del monasterio, restaurado para ese fin, se convirtió en el Centro de Interpretación del Parque.







 El templo también fue restaurado y continuó ejerciendo funciones de parroquia.
El último abad, fue Manuel Perea que tuvo que abandonar el Monasterio en 1835 por la desamortización de Mendizabal. Uno de los monjes, Jerónimo Mariano Usera y Alarcón, permaneció cinco años como cura en los alrededores esperando tiempos mejores, al final se hizo misionero.
 El Monasterio fue vendido por el gobierno a particulares que lo despojaron de sus riquezas y dejaron el edificio abandonado a su suerte.

Levantada en sillería granítica notablemente escuadrada y complementada puntualmente con pizarra,consta de tres naves de cuatros tramos cada una que desembocan en un crucero marcado al exterior tanto en planta como en alzado.
 Canónicamente orientada y levantada sobre un prominente basamento, se yergue una cabecera de tres ábsides semicirculares, el central de mayor tamaño.


Al exterior, llama la atención la homogeneidad de líneas de los muros, propiciada principalmente porque, gracias al grosor de los mismos, no fue prácticamente necesaria la erección de contrafuertes de refuerzo.


Compuesta de un ábside principal semicircular de mayor tamaño y dos ábsides colaterales más modestos, se eleva toda ella sobre un marcado pódium desde el que nacen las semicolumnas que, a modo de contrafuertes y recorriendo verticalmente el muro hasta la propia cornisa, juntan los semicírculos dividiéndolos en paños; cinco en el central y tres en cada uno de los laterales.


Conserva tres portadas: dos en el muro sur, la primera de ellas se encuentra en el tramo más occidental de la nave contigua, constando de un sencillo vano en la actualidad cegado  y otra, que en origen comunicaba la iglesia con el claustro, situada en el tramo más próximo al transepto y constituida por cuatro arquivoltas de medio punto sobre columnillas rematadas en capiteles vegetales. bastante reformada y que funciona como ingreso principal.


 En la fachada occidental, coronada por una espadaña de hechura moderna y un óculo original perfilado por puntas de diamante. 
Fue rehecha en el año 1571 tal y como cita una inscripción, apareciendo presidida en su tímpano por San Martín, santo titular del cenobio, entregando su capa al pobre.


 Junto a ella, fue empotrada la inscripción fundacional anteriormente comentada, que dice:



"Este lugar desde la antigüedad a honor de San Martín dedicado de pequeña obra construido largo tiempo en ruina permaneció hasta que el Abad Juan de Córdoba vino y este templo consagró del templo la ruina de raíz levantó y con sillares fabricó no de imperial orden más de los diligentes monjes con el afán de dos y tres meses estas obras concluyó Ordoño el centro llevando era novecientas cincuenta y nueve"


Tan sólo tres tramos de su panda occidental pudieron ser salvados, observándose en los menguadísimos restos conservados los arranques de las cubiertas abovedadas de la galería, de clara hechura goticista.


Consta documentalmente que uno de los principales benefactores del monasterio en la segunda mitad del siglo XII, fue Rodrigo Pérez de Sanabria, que ostenta la más alta autoridad en la región, y constata que estaba enterrado aquí en 1184.




 Es razonable suponer que, su sepultura estuviese en el antiguo  armarium del claustro, en el interior de un nicho abierto al lado del transepto sur del templo, posiblemente, a principios del siglo XV, sus restos se trasladaran al interior de la iglesia y se alojaran en unos sarcófagos que tienen talladas  las laudas sepulcrales de dos nobles un barón y una dama, que podrían ser los del «tenente de Sanabria» y su mujer, Urraca Fernández.



 Aunque también podrían corresponder a otros nobles protectores del cenobio; estos son los candidatos más razonables desde el punto de vista de la historia del convento, si bien es difícil, por falta de información precisa, asegurar esta hipótesis. Hoy están expuestos en el centro de interpretación.







El interior de la iglesia monacal de San Martín de Castañeda, al igual que su exterior, se caracteriza por su pureza de líneas y por su notoria austeridad ornamental.
Queda cubierta la nave central, al igual que el transepto, por bóveda de cañón apuntada, mientras que en las laterales encontramos tanto tramos cubiertos con bóvedas de crucería como tramos para los que se eligieron soluciones de arista, estando algunos de ellos remodelados en época moderna.



En cuanto a la cabecera triabsidial, cabe ser destacada, tanto en ábside central como en los laterales, la marcada profundidad de los tramos rectos que preceden a los hemiciclos, siendo apreciables aún en ellos signos de la existencia de altarcillos laterales, circunstancia para nada anómala en monasterios altomedievales.

Ábside norte

Ábside central

Ábside sur

En cuanto a la decoración escultórica del monasterio, tanto al interior como al exterior, su característica principal es la sencillez, destacando por encima de otras la temática vegetal que orna la mayoría de capiteles, apareciendo de forma muy residual la figuración tanto animalística como antropomórfica.




En 1930 Miguel de Unamuno visitó el Lago de Sanabria, quedando enamorado del lugar, que lo inspiro para escribir su obra "San Manuel Bueno, mártir" con una poesía referida al pueblo y otra dedicada a la LEYENDADEL PUEBLO DE  VALVERDE DE LUCERNA, que se dice que se encuentra bajo las aguas del Lago de Sanabria.


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