MARAVILLAS DE CASTILLA Y LEÓN: IGLESIA DEL SANTO SEPULCRO, TORO

La iglesia del Santo Sepulcro de Toro fue reconstruida en los primeros años del siglo XIII en estilo románico-mudéjar, pero ya es mencionada en 1128 por el papa Honorio II entre las propiedades que la Orden del Santo Sepulcro tiene fuera de Tierra Santa.

Es posible que fuese la casa central de dicha orden para los reinos de Castilla, León, Navarra y Portugal, desde finales del siglo XII, que conservó hasta 1489, año en que la orden se anexionó a la de San Juan de Jerusalén o Caballeros de Malta.

De su fábrica románico-mudéjar, conserva la torre, aunque desmochada, las fachadas occidental y septentrional, la cabecera con tres ábsides y bóvedas y uno de los arcos formeros, todo aparejado en ladrillo y hormigón de cal y canto rodado. Lo demás fue renovado en los siglos XVI y XVII.

Pinturas murales en el ábside del evangelio.

De especial belleza resultan los vanos de iluminación que se crearon en el hastial de la cabecera, mediante un rosetón y cuatro ventanales de medio punto con amplio derrame.

Las pinturas descubiertas en el año 2001 en la bóveda del ábside central, si bien tienen apariencia románica, son de estilo gótico lineal y presentan un Pantocrátor en su mandorla, con las figuras simbólicas de los evangelistas, .

En el ábside de la epístola destaca la figura del Cristo barroco de la Expiración (pieza destacada de la Semana Santa zamorana), así como una la mesa del altar, datada en el siglo XIII.